Dentro del significado de la palabra responsabilidad podemos destacar la capacidad que tenemos de poder cumplir nuestras promesas, así como las obligaciones y los objetivos que tengamos en mente. Mantener nuestra palabra es clave para fomentar una sana autoestima. Sé trata de una habilidad para responder ante situaciones que nos hacen darnos cuenta de nuestras acciones y nuestras repercusiones.
Podemos ser responsables en muchas áreas de la vida pero en el presente artículo se hará referencia a la responsabilidad en mayúsculas, de manera general, como un valor propio de la persona. Una cualidad que puede facilitarnos hacia el cambio y la toma de consciencia sobre de qué forma transitamos en nuestras vidas. Así mismo hay también miedo a la responsabilidad, donde vamos a unir responsabilidad con otro término: la madurez.
¿Qué es la madurez?
La madurez se relaciona con el hecho de cumplir años y con pasar el tiempo. En alguna ocasión habrás podido tener la sensación de que gente más mayor que tú aparenta tener las cosas claras. Podríamos decir que la madurez es un estado en donde el las personas asumimos esa responsabilidad, tanto para lo logrado como para lo errado. Por lo tanto, la madurez se relaciona también con cambios profundos hacia sí mism@ implicando cambios que se van experimentando en un proceso de enriquecimiento y desarrollo personal.
El hecho de que puedas afrontar la vida tal como es, sin esperar grandes respuestas o porqués o sin una excesiva interpretación de los hechos puede llevarnos al camino de la madurez. Un estado de así son las cosas. Pero no dejarlo desde la suerte o lo azaroso de la vida sino desde tomar consciencia de lo que se necesita para afrontar una dificultad. Comprender y permitirse un aprendizaje en tiempos dolorosos.
En la madurez podríamos destacar la existencia de un cierto equilibrio pero no de haber alcanzado nada, es entender de otro modo, una capacidad de espera y paciencia que antes no sabíamos tener. Podríamos decir que es un estado en donde hay un ser más íntegro que antes, un ser en donde somos capaces de relacionarnos con nosotr@s mism@s y con nuestro medio mediante una gestión consciente de lo que sentimos y pensamos. Empatía, respeto o autocuidado son palabras que nos muestran una capacidad de afrontar situaciones desde otro lugar.
Un ser reflexivo en donde permite que existan ciertas emociones, situaciones y pensamiento incómodos sin verse en un caos emocional. Un ser que entiende de autorregulación. Una menta abierta que busca nuevas opciones y puertas en vez de lamentarse por no haber tomado otras. Un sentido de aceptar lo vivido, con la autonomía necesaria para saber qué es lo prioritario y sin caer en el victimismo. Ser crítico con sí mism@ sin llegar a la exigencia que nos lleva a tanto agotamiento.
Madurar , en definitiva, es conocerse y saber donde se quiere estar. Pedir a la vida qué necesito y llegar a ello, atendiendo las dificultades. Madurar no es sencillo y nos plantea ciertos propósitos que tenemos con nosotr@s mism@s. Plantearse la posibilidad de cómo quiero llevar esa madurez, ese domino y profundo conocimiento sobre sí.
Si te sientes indentificad@ con algo de esto la pregunta podría ser donde estoy y donde quiero estar. Sabiendo a que se está dispuest@ a renunciar y lo mucho que está por llegar y obtener .