El eneagrama se suele asociar con antiguas tradiciones de corte filosófico y espiritual. Popularizado por varios autores, entre ellos, siendo Claudio Naranjo una de las versiones más conocidas de esta herramienta de autoconocimiento. Este psiquiatra chileno propuso una síntesis de elementos terapéuticos, movimiento espontáneo, meditación budista, teatro terapéutico entre otras herramientas reuniéndolas en el famoso programa SAT, proceso de autoconocimiento y desarrollo personal. Siendo una de las grandes figuras de la psicología transpersonal y sucesor del padre de la terapia gestalt, Fritz Perls.
En el eneagrama de Claudio Naranjo encontramos nueve tipos de personalidades con tres tipos en cada carácter. Cada uno de ellos tiene sus propias características, motivaciones y patrones propios. Así mismo cabe mencionar las relaciones que hay entre cada tipo. Digamos que cada carácter es una forma de abrirse al mundo, para afrontar las dificultades y abrirse a la vida a modo de supervivencia. Por lo tanto, cada tipo posee una forma de entender y percibir el mundo.
El trabajo personal que se desarrolla con el eneagrama tiene su particularidad en cómo reaccionamos ante otro eneatipo. Es un camino de autoconocimiento, en donde la empatía, perseverancia y amor hacia nosotr@s mism@s marcan la diferencia. Se habla aquí de patrones y de automatismos propios de cada eneatipo y que condicionan la manera en qué podemos vivir.
Dentro de la psicología de los eneatipos propuestos por Claudio Naranjo no es sólo identificar qué eneatipo eres, sino transcender al mismo. En la propuesta del doctor Naranjo podemos ver cómo hay ténicas y dinámicas en donde las personas pueden identificar sus patrones de comportamiento automático, entendiendo de que hay un ser y una persona de fondo más allá de un tipo de carácter concreto. A continuación se explica de forma breve y descriptiva cada uno de los eneatipos sin detenernos en cada subtipo.
Eneatipo 1: Ira.
Lo ético y la norma impera en este eneatipo. Esforzados por no comentar errores, de orden y meticulosidad elevada. Algo críticos, exigentes y perfeccionistas. Un equilibrio de este eneatipo es la posibilidad de un ser realista, noble pero sabio a la vez.
Eneatipo 2: Orgullo.
Carácter orientado a los demás, siendo generosos y sentimentales. Un deseo de agradar a la otra personas para así sentirse necesitados. Les cuesta reconocer sus propias necesidades. En un estado de equilibrio se presente un ser altruista, de amor hacia los demás y hacia sí mism@.
Eneatipo 3: Vanidad.
Personas orientadas al éxito, seguras de sí mismas. Saben donde tienen los puestos y su progreso es clave. Imagen personal y la opinión del otro les afecta. Sé caracterizan por estar siempre ocupados. En su vertiente más equilibrada es una figura de inspiración para otras personas.
Eneatipo 4: Envidia.
Con la sensibilidad, introspección y un tanto callados es un eneatipo con una parte de sentirse dividida, defectuoso o sin ser de este mundo. En su parte más equilibrada se presenta como creativos y capaces de transformarse por sus experiencias.
Eneatipo 5: Avaricia.
Capaces de estar en el mundo de las ideas y las habilidades, del conocimiento. Tendencia a la obsesión con sus ideas y al aislamiento. En su versión más equilibrada es un eneatipo visionario capaz de percibir el mundo de otra forma distinta.
Eneatipo 6: Miedo.
Orientado a la seguridad, de confianza pero también muestran un lado defensivo y nervioso. Indecisión como estado base. En un estado equilibrado se muestran como independientes capaces de apoyar al otro.
Eneatipo 7: Gula.
Caótico y optimista. La búsqueda de la experiencia nueva y estimulante les lleva a un camino hacia el agotamiento. Impulsivos por naturaleza y alegre. En ese estado equilibrado son capaces de tener alcanzar objetivos muy capaces.
Eneatipo 8: Lujuria.
Dominante y seguro de sí mismo se imponen al otro. Están en el reto y suelen intimidar. Problemas con la intimidad con el otro. En su estado equilibrado usan su propia fuerza para orientarse al otro y ayudarlo.
Eneatipo 9:
Pereza. Humilde y conformista. Ofrecen una visión de apoyo y ayudan a los demás sacrificando sus propias necesidades. Complacientes y dispuestos a minimizar cualquier cosa que les inquiete. Pasivos. En su versión equilibrada resuelven conflictos respetándose así mismos uniendo a las demás personas.
