Ansiedad y Navidades; las no siempre felices fiestas

La festividad de la Navidad conlleva un regreso al hogar, relaciones familiares de las que no siempre nos agradan o por las que queremos estar inmersas. Volver al hogar es una forma de introspección a la par que celebrar la entrada de un nuevo año. Y es que, para algunas personas, las fiestas navideñas son una fuente de malestar y pesar, pudiendo generar cierto nivel de ansiedad ante ciertos compromisos:

A veces en estas fiestas podemos llegar a desear que todo sea perfecto, tenerlo todo bajo control así como evitar cualquier variación posible. Estamos, a veces, en la otra persona, en lo que se desea. Respira y para a darte cuenta de qué necesitas y cuáles son tus necesidades frente a las de los demás.

En el sentido contrario podríamos destacar una de las palabras más relevantes en esta época del año; expectativas. Esperar y dar forma a algo en nuestra imaginación puede provocarnos un nivel de sufrimiento mayor de lo que cabría esperar. Hay cierto victimismo cuando esperamos a que la otra persona tenga que ajustarse a nuestras propias necesidades o demandas. No tomar una posición proactiva pude llevarnos a una alta insatisfacción.

Revivir ciertos episodios familiares o con amigos que nos hicieron sufrir en el pasado. En esta época del año es muy fácil tener presente los dramas que tenemos con otras personas. Puede ser cualquier conflicto que ocurra o imagines que pueden llevar a que te alejes de esos seres queridos con los que no forma parte de dicho conflicto. Tenlo en cuenta, no todos han de pagar por pecadores. 

La actitud ante las fiestas es algo que también ha de destacarse. Tanto si eres más mayor como más joven, si que hay una postura ante cómo nos relacionamos con los demás. Puede ser que critiquemos la actitud o comportamiento de la otra persona en vez de preguntarle cómo está o cómo se siente. Culpar a la pareja o a cualquier otro ser querido de nuestra historia propia es algo que está más presente de lo que aparenta ser. 

No tengas vergüenza de ser feliz y de querer disfrutar. En un sentido ecológico podríamos establecer que cuidándote a ti es también cuidar a la otra persona. Tampoco esperar que todo lo que no se ha hecho en un año se resuelva en un par de días. El amor está íntimamente relacionado con la unión, es normal que algunas personas quieran estar acompañadas aunque pueda parecerte raro o extraño. El no juicio y entender lo que te gustaría para ti es el camino para desear la felicidad al otro. Entiende tus enfados y frustraciones, quizá estás fiestas sea una buena oportunidad para verse a un@ mism@ . Así mismo no esperar a que las otras personas adivinen lo que quieres o estar sacrificándose por el otro.

Dentro de lo que podemos determinar como ecológico también recordar que estas fiestas se relacionan íntimamente con los excesos. No te olvides de ti. Tanto si tienes buenos propósitos para el año entrante como si tienes alguna dificultad con no ponerte límites recuerda que la moderación y la responsabilidad de cuidarse es un hecho que no ha de menospreciarse. Cuidado con una excesiva permisibilidad.

La navidad es un buen momento para los encuentros, una oportunidad para limar asperezas con nuestras relaciones. Somos responsables de nuestra propia felicidad. Los detalles importan al igual que nuestras relaciones. Tú eliges que necesitas, qué quieres crear. No está bien ni mal pero, recuerda, no te eches la culpa ni te lamentes por dejar de hacer algo. Quizá no te permitas llamar a esas personas con las que te gustaría estar cerca aunque sea por un momento. A veces sólo se trata de una cuestión de vergüenza, tan poderosa emoción. Escucharse puede ser una de las mejores opciones. 

Desear desde aquí una feliz Navidad y un próspero Año Nuevo. Momentos en donde podemos elegir crear oportunidades o poder estar en nuestro piloto automático. Ambas opciones están bien y dependen de ti elegir qué está bien para cada uno. 

Miguel García

Mi nombre es Migue García, soy coach, psicólogo, facilitador Wingwave y me gustaría acompañarte en tu desarrollo personal. Me apasiona observar cómo nuestras emociones influyen en las decisiones que tomamos y determinar qué recursos internos se ajustan mejor a la evolución de las personas a las que acompaño. Te aseguro que siempre hay una solución para cualquier problema, aunque cueste verlo. Por ello, me defino como una persona curiosa, creativa y empática. Sin duda, nuestra oportunidad para lograr un mayor bienestar pasa por saber cómo nos miramos a nosotros mismos. ¿Empezamos?

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